Como hacer una alfombra tapete con tela vieja

Hola Jugo azuleños!!
Como les va?

Ahora les escribo la primer manualidad que he realizado para mi casa nueva, es un tapete (alfombra pequeña) para la puerta de entrada.

¿Que necesitas?
- Puede ser un trozo de tela gruesa vieja, un tapete viejo o una cuadricula de plastico como estas:

- Telas viejas, no importan colores, texturas, etc. Si son tela, sirven!!
- Y lo mas importante, ganas!!

¿Cuales son los pasos?
Es muy facil.
1) Haces tiritas (o tiras grandes segun el efecto de tupido que prefieras darle al tapete). Si deseas un efecto mas "shabby" necesitaras muchas muchas tiras pequeñas, si deseas darle un toque mas modernista unas tiras super gruesas le quedaran super bien, ya tu iras midiendo.
2) Si es un plastico vas a pasar cada tira por dos cuadritos de modo que quede detenida y le haces un nudo por arriba.
3) Repite el segundo paso hasta que tengas un tapete! :D 

Asi de facil es!


Yo utilice un tapete de baño viejisimo que mi mama pretendia tirar a la basura:

Y encontre una tela verde chillante que nadie usaba:

La hice tiritas y comenze la labor:

Despues encontre tambien liston de color rojo y azul:

 

 Asi es como se veia por detras al comenzar:

Hasta que la termine!!!

Que tal se ve?

Y aun mejor puesta!

Es muy facil de hacer y es un toque de color para la entrada de tu casa.
Lei por ahi que ver una mezcla de colores (con estilo, por favor, no exageren) hacen que al entrar a una casa te de el sentimiento inmediato de "calor de hogar".

Ahorita ando muy cansada de tanto mover muebles, pero les prometo en la proxima aventura veran algo un poco mas dificil e interesante ;)

Feliz ultimo post de marzo Jugo azuleños!!

El banquete de los solitarios

-Capítulo 5-

*Cinco meses atrás*

-La casa es tan grande, tan vieja, y esta abarrotada por miles de cosas...lo mejor será tirarle un cerillo- Eso dijo Esteban para si mismo, en cuanto entró a la casa de su tío Plutarco.

Resulta que el finado hombre, murió en casa debido a un accidente doméstico simple, un librero gigantesco de latón le cayó encima. La señora que hacía el aseo una vez por semana lo descubrió días después.

Llevaba muchos años viviendo solo, en su juventud madura tuvo algunas parejas, nada serio, por lo tanto nunca se casó, ni tuvo descendencia. Él siempre comentó a sus conocidos que jamás encontró a la mujer ideal con la cual compartir su vida, sin embargo, en el fondo sabía que realmente se negaba a abandonar su estilo de vida de soltero, sin horarios, obligaciones, preocupaciones, más gastos , consideraciones, responsabilidades, etc. 

Claro, su decisión tenía un precio, una vida infinitamente solitaria, sin amor, ni cuidados, aderezada de largos periodos de silencio, acompañados por la contemplación lenta del tiempo. No era un mal hombre, al menos eso pensaban de él sus pocos allegados, no muchos lo conocían, y los que lo conocían, sabían muy poco de él. 

Era dueño de una pequeña propiedad situada en la parte trasera de la casa. Seis cuartos que rentaba. El vivía de los pagos mensuales de sus inquilinos. Por lo tanto no trabajaba en nada. 

De joven, su padre le enseño el oficio de la taxidermia.

Lo llevo a cabo durante varios años, después lo abandonó.