domingo, 27 de octubre de 2013

- Cuentitos para la tarde 7 -

Porque amores que matan nunca mueren.

Esta es la historia de un  muchacho que deseaba ser músico, el se marchó de su casa a los frescos 16 años, pues sabía muy bien que si no salía de su localidad (una ciudad pequeña del norte del país) no llegaría nunca a dar a conocer su arte.
Ambos padres se desconcertaron al saber los planes de su hijo, no lo amenazaron o desconocieron, tan solo le dieron la bendición y lo dejaron ir. Así que se fue a la gran capital de la república, la cúspide en cuanto a desarrollo económico, cultural y social. Sus primeros tres días los pasó en un albergue para estudiantes, mientras encontraba un trabajo de medio tiempo para solventar sus gastos, y comenzar a trabajar en sus composiciones. 
En la mañana del cuarto día el salió temprano para empezar su recorrido de opciones de empleo, mientras atravesaba la plaza principal se topó con un rostro conocido.

Continuará...

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