domingo, 3 de noviembre de 2013

- Cuentitos para la tarde 7 -

Porque amores que matan nunca mueren (2a Parte).


El tío Agustín, era el único hermano por parte de su padre. El no había perdido el contacto con la familia, sin embargo habían pasado más de 6 años, sin verse en persona. 

El muchacho si reconoció a su tío, por él no habían pasado los años. Y claro, el no reconoció fácilmente a su sobrino, pues lo había dejado de ver prácticamente desde su infancia. El joven lo abordó, al principio fue un momento confuso, después inició la alegría y sorpresa.

Fueron a tomarse un café para intentar ponerse al corriente, después de unas horas de plática incesante, llegaron al porque el estaba en la ciudad sólo: La carrera de cantante.

Su tío lo escuchó atento, y después de un rato, le comentó que podía contar con el para lo que necesitara, tanto apoyo moral y económico. El sobrino le agradeció, pero declinó la oferta económica, pues consideraba que requería labrarse su propio camino. Su tío logro convercerlo que en caso de emergencia no dudará en recurrir a él, entonces.

Se despidieron, y su familiar le entregó su tarjeta para localizarlo, el joven le comentó que no tenía residencia estable, pero en cuanto la tuviera le avisaría.

El "músico soñador" camino, y camino, sin encontrar empleo, se tomó unos segundos de descanso a un lado de un poste de luz, cuando pasó por el aire un volante que cayó a sus pies. Decía:


ATENCIÓN.
Vacante para gestor cultural, 
en  El Museo De Nuevos Artístas Rivera.

Para más información, 
presentarse en instalaciones,
 para entrevista. "


Continuará...

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