No duermo con fuego
"Estaba como todas las noches, debajo de mis cobijas,
repasando paso a paso mi día y mis acciones. Unas correctas,
otras no tanto, cada una de mis palabras y reacciones.
Después de flotar un rato en mis recuerdos, quería dormir,
dormir, dormir, pero no podía, sentía en el pecho un fuego
creciente, un ardor interno que se generaba en el centro de
mi corazón, y que se expandía por mi cuerpo.
No me dejaba asistir al mundo de las estrellas marcadas, y
la luna sonriente. Sí eso no era suficiente, mi cabeza empezó
a palpitar, empecé a experimentar un pequeño golpeteo en la
parte superior del cráneo, como si una muy pequeña liga de
goma golpeara mi cabeza cada segundo, la sentía y peor aún
la escuchaba en forma clara y certera. Sujeté mi cabeza con
ambas manos ejerciendo presión para que parara, al soltarme,
efectivamente la sensación cedió. Quizá la presión de mis
pensamientos se traslado a esos angostos ríos de aguas rojas
que se extienden por el cuerpo. Al minuto, el golpeteo regresó,
no puede ser, pensé. Respiré profundo, empecé a concentrarme
sólo en mi respiración, inhalando con fuerza, mientras estrechaba
de nuevo mi caja de pensamientos. Poco, a poco entre en el estado
de relajación deseado. Sin embargo aún no encontraba mi lugar,
ahora el colchón era mi enemigo, mi propia cama me daba la espalda,
necesitaba sentirme confortada, no ajena al toque de mi área de escape
de la realidad, las emociones seguían borboteando en mi interior,
ahora las cobijas me pesaban.
Me dormí sin darme cuenta, no fue una buena noche."
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