domingo, 18 de agosto de 2013

- Cuentitos para la tarde 3 -

Me gusta por su forma acorazonada.

Julieta siempre acudía a leer bajo la sombra del mismo árbol, del mismo parque, a la misma hora. 
Un día llegó de nuevo a su sitio preferido, pero su buen árbol había sido talado. Era un árbol fuerte, sano, de tamaño considerable, aun tenía mucho que dar en el futuro, no existía ninguna buena explicación para acto infame. Con nostalgia, fue en busca de un nuevo lugar. Caminó y caminó, hasta que lo vio, apareció como una ilusión frente a sus ojos un árbol como encantado.

Su tronco algo delgado, era de una madera rosada, acompañado de un follaje rojizo, casi color granada; Además estaba lleno de flores, pequeñas flores blancas de centro rosa. Su apariencia parecía como de sueño, pero la paz que se respiraba a su alrededor era lo mejor. Parecía que el árbol emanaba una vibra positiva, llena de calidez, bienestar, amor y cuidado. Julieta se preguntó por qué nunca había notado su presencia, si ella había recorrido el parque un sin numero de ocasiones.

Se sentó cómoda debajo de la sombra del estupendo árbol, abrió su libro y se perdió en un mundo imaginario de letras, muchas letras.

Después de pasar casi tres cuartos de hora, y lista para irse, Julieta sintió un golpe en la cabeza, le cayó un fruto del árbol. Sorprendida lo admiró, era como una fresa gigante pero con apariencia brillante como la de la cereza, de forma bellamente acorazonada. No pudo contenerse y la mordió.

Como era de esperarse, su sabor era sumamente dulce, se deshacía en la boca, de sensación arenosa como la pera. 
Lo mejor era que cuando la saboreaba, observó al Amor de su vida frente a sus ojos, un hombre maravilloso, y amoroso, dispuesto a estar a su lado por siempre en las buenas y sobre todo en las malas, su apariencia no importaba, era él. Le bastó para saber que era el ideal con tan solo contemplarlo unos segundos. 
Después él desapareció.

Muy probable la fruta tenía algún efecto alucinógeno. Los eternamente enamorados, podríamos pensar que ese árbol era algo especial y mágico.

Julieta, se levantó, sonrió y meditó para si misma...me gusta por su forma acorazonada.



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