Un pueblo entre las montañas
Erase una vez un pueblo, un pueblo pequeño que se encontraba escondido en medio de altas montañas.
Erase una vez un pueblo, un pueblo pequeño que se encontraba escondido en medio de altas montañas.
En dicho pueblo, en su plaza central había un pozo de agua, el cual era famoso en la región, pues al asomarte a ver su interior, se reflejaba una imagen de tu futuro.
Así pues acudían visitantes de partes muy lejanas, con la ilusión de conocer si porvenir.
Se contaban historias de riquezas generadas de la nada, desdichas familiares, corazones rotos, así como bodas de ensueño; muchos se divisaban como orgullosos abuelos jugando con sus nietos, otros anticipaban un desastre natural en su región, sin olvidar los que veían su propia muerte.
El pozo mostraba lo que quería, algunos llegaban formulando una pregunta, pero así no funcionaba la dinámica.
Un día inesperado, el pozo amaneció seco, no había tal reflejo. Los ciudadanos se preocuparon pues consideraron que era un mal augurio. Si bien ellos vivían básicamente de la siembra, y el agua no les faltaba, el flujo de forasteros les dejaba gran cantidad de dinero, sin mencionar el hecho que el pueblo estaba en una área muy escondida, temían ser "borrados del mapa" con el tiempo, lo cual traería la decadencia de su comunidad.
El rumor corrió con rapidez, pasaron las semana, y algunos meses, y nadie nuevo fue al pueblo. Hasta que un buen día, llego un hombre blanco, alto, y con bigote, vestido de traje a cuadros, y sombrero de copa, el decía que era "repara todo", había escuchado la desdicha del pueblo y fue a verificar la situación.
Los habitantes lo recibieron amablemente. El empezó tomando muestras de la piedra exterior, incluso se metió al interior, notando que la profundidad era escaza unos 3 metros cuando mucho, tomó muestras de adentro, tomaba notas, y revisaba cada rincón con su linterna. pasaron los días y no consiguió nada.
Organizó una junta de los pobladores, para comunicarles sus resultados. Cuando la Plaza se llenó de cada hombre, mujer y niño, empezó a hablar, usaba tecnicismos, y describía teorías. Todos lo escuchaban con atención; el estaba de pie frente al pozo, después se sentó en la orilla del mismo, seguía hablando y moviendo lo brazos, cuando sin previo aviso perdió el equilibrio y cayó dentro de el. Las personas se acercaron a ayudarlo, pero al asomarse solo se percibía oscuridad y vacío. El grito del hombre se iba desvaneciendo, todos pensaban que el pozo tenía una profundidad escaza, la cual se transformo en una infinita, pues nunca escucharon un golpe, muchas personas se quedaron horas esperando escuchar algo.
Al día siguiente el pozo volvió a tener agua, aunque ya no mostraba el futuro.
FIN
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