lunes, 22 de julio de 2013

- Cuentitos para la tarde 1 -

La pequeña niña con botas de lluvia

Era un día fresco, y la lluvia era inmenente.
El cielo era una nítida pintura, un cielo limpio y azul, 
con nubes blancas como la espuma y otras grises como las cenizas, todas mezcladas.
Una pequeña caminaba apresurada sobre la banqueta empedrada, ataviada en un impermiable rosa, con unas botas que hacían juego.
Una lindas botas plastificadas, suaves al tacto, y firmes ante los pequeños arroyos que se formaban en días muy lluviosos. 
Ese día nublado, iba camino a su hogar, con un papel largo enrollado en la mano, como un poster. Caminaba apresurada pues temía que un aguacero le cayera por sorpresa.

La niña pasó frente a un colorido jardín, que desbordaba en suavidad y belleza, pues cada una de sus flores adornaba en forma singular el espacio. Un pequeña margarita amarilla despertó de su sueño, abrió sus ojitos de par en par, bostezó un poco, y la miró; tenía que hablarle, quería hacerlo, ella nunca había cruzado palabra con un humano, pero hoy era un día distinto. Tomó todas las fuerzas de su delicado tallo, y gritó:
-¡Niña, niiiiña!!...¡sí, la de las botas de lluvia!!- 
La niña escuchó un voz delicada, aguda, y "diminuta", así que se detuvo.
-¡Aquí abajo!!- replicó la linda florecilla.
La niña estaba de pie frente al jardín, mirando a todas direcciones y cuando levantó la vista al cielo...
Sintió en su nariz la humedad certera de una gota de lluvia, así que salió corriendo de inmediato, sin localizar de donde provenía esa pequeña voz.

La margarita suspiró.
Mañana será otro día, se dijo así misma, y cerró sus ojitos.

*Fin*

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